Mi nombre es Alejandro Bejarano, soy fundador y voluntario de SaludMentalEC. Este es mi testimonio de haber vivido con depresión y cómo logré salir adelante y recuperé mi felicidad.
Recuerden que hablar acerca de la salud mental no debería ser un taboo. La mayoría de las personas pasamos por momentos que alteran nuestra salud mental y causan infelicidad en nuestras vidas. Por ende, es necesario hablar acerca de ello y poder guíar a otros a salir adelante y recuperar su felicidad.
Mi historia comienza cuando tenía más o menos 10 años. Desde muy pequeño, situaciones personales de mi vida hicieron que mi tristeza se haga rutina, y así fue como por más de una década viví en un estado de depresión. Mi depresión llegó en silencio y poco a poco se estaba apoderando de mi vida y de mi productividad. El problema era que yo no me daba cuenta que mi estado emocional era anormal. Ni si quiera me di cuenta que mi estado emocional era grave cuando ya tenía fecha y método para suicidarme. Me estaba acostumbrando a no sentir felicidad y a que la mayoría de mis pensamientos sean negativos. Y debido a la falta de conocimiento de riesgos depresivos y suicidas, nunca busqué ayuda, lo cual prolongó mi estado de depresión y me quitó varios años de posible felicidad.
La tristeza y la depresión se diferencian de varias maneras, pero la diferencia más importante es la duración. Lo mío empezó como tristeza normal, pero mi mente se apoderó de esa tristeza y la hizo parte de mi. Por varios años recuerdo que me dormía llorando, y eso se hizo tan común que mi cerebro sabía que cuando me acostaba no era para dormir sin antes llorar. Cada día que mi mamá me recogía para ir a casa, yo me iba a la cajuela del carro porque me daban ganas de llorar y no quería que nadie me vea. Mis ojeras se estaban notando más y más, y mis amistades notaban eso pero todos creían que era genético. Mis pensamientos siempre regresaban a las causas de mi depresión y no podía superarlas. Mi autoestima estaba muy bajo y tomaba decisiones muy perjudiciales para mi vida.
No me concentraba mucho en la escuela, y por más que fui un buen estudiante, se que hubiese podido ser el mejor si no hubiese estado deprimido. Cuando llegué a la universidad, seguía siendo un buen estudiante y estaba conforme con mis notas de B+ ya que no quería ir a medicina después. Sin embargo, al tercer año de mi universidad, mi depresión se hizo más fuerte por otras situaciones personales de mi vida. Nunca había estado tan afectado por la depresión como en ese tercer año de la universidad. Recuerdo que seguía sufriendo la mayoría de las noches como se hizo rutina en mi vida, pero ahora todo estaba empeorando en el día también. No tenía ganas de levantarme e ir a clases. Dormía más de 9 horas y me despertaba infeliz y sintiendome cansado. No tenía energía para cocinar y en cambio me iba sin comer a la cama a seguir sufriendo. Gastaba toda mi energía en sufrir y tener pensamientos negativos en vez de enfocarme en mis estudios o metas. Empecé a salirme de muchas clases cuando ya estaba finalizando el semestre solo porque "prefería" quedarme sufriendo en casa en vez de ir a tomar el último examen, o no tenía energía emocional para hacer la última asignatura. Terminé saliendome de 5 materias faltando solo dos semanas para finalizarlas simplemente por ser impulsivo, lo cual causó que me gradúe en 4 años y medio en vez de 4.
Llegué a un estado de depresión tan fuerte que no veía posibilidad de felicidad en un futuro. Para este tiempo ya me di cuenta que podía tener depresión, pero sentía que nadie me iba a entender o ayudar. Y como dije antes, esto ya era normal para mi, entonces no sentía que podía cambiar. Un futuro sin esperanza causó que considere el suicidio. La primera vez que consideré el suicidio fue de riesgo medio, ya que tenía planeado el día pero nada más. Recuerdo que estaba ese día en mi calendario, y cuando llegó esa fecha decidí postponer a otra fecha ya definitiva por si acaso algo cambie. La segunda consideración de suicidio era de riesgo alto ya que tenía la fecha y método para hacerlo. Esta vez lo veía como algo que definitivamente iba a pasar, y lo repito, no lo veía como algo tan grave sino solo como una fecha normal. El tiempo pasaba y recuerdo que esa fecha era establecida para finales de verano, lo cual me daba unos 6 meses para cambiar drásticamente mi formar de pensar y mi entorno. Recuerden que todas las personas que consideramos suicidarnos no queremos en verdad morir, lo que queremos es vivir en paz y felices, pero al creer que eso no es posible ahí es cuando realizamos el suicidio. No voy a mentir que no tenía intereses, metas, familiares, y amigos que me daban alegría, pero la depresión cuando entra en tu vida no se va a menos que cambies drásticamente tu entorno, tu forma de pensar, o tomes medicamentos.
Por eso quiero hablar de como mi vida mejoró al cambiar completamente mi forma de pensar y mi entorno. Gracias a mi espiritualidad, mis pensamientos empezaron a tener un poco más de esperanza, y traté de ver formas de ser más feliz y tener propósitos de vida. Siempre quise mejorar al mundo, y varias metas empezaron a llegar a mi mente y empecé a ver salida a ese túnel. Reflexioné en como cumplir mis metas de mejorar al mundo y me uní a organziaciones y proyectos para hacerlo. Empecé a tener la meta de estudiar medicina al terminar mi carrerra y añadí psicología a mi licenciatura en negocios. Me di cuenta que debía darme un respiro y por ende decidí que el próximo semestre lo iba a enfocar en mi y que no iba a volver a la universidad ese semestre. Durante todos esos 6 meses, todo empezó a salirme bien. Mi mente era más positiva. Empecé a buscar motivaciones grandes (e.g. crear una fundación y empresas) y pequeñas (e.g. empecé a escuchar documentales mientras cocinaba para que el conocimiento me motive a cocinar y no vaya a la cama sin comer) para ayudarme a salir adelante. Adicionalmente, me di cuenta que cada vez que viajaba me olvidaba de mis problemas que causaron mi depresión. Por ende, decidí viajar más y cambiar mi entorno. Finalmente estaba haciendome la mejor versión de mi y pude encontrar razones para seguir viviendo. Cuando llegó esta fecha ni siquiera me di cuenta. Fue después que vi mi calendario y ahí estaba, la última fecha que iba a vivir, pero que ahora fue un día más de felicidad pura. Una felicidad pura que me tomó varios años encontrar, pero que gracias a motivaciones, metas, y amor propio pude hacerlo.
Escogí la foto que ven porque representa la depresión como lo vemos much@s: una batalla individual. Y aunque yo pude sanar por mi propia cuenta, me tomó 10 años hacerlo. Si buscamos ayuda, podemos asegurar muchos años más de felicidad en nuestras vidas al sanar lo antes posible. Ahora que soy más consciente de lo que viví, me da mucha tristeza que maté mi propia felicidad a tan temprana edad, y que si hubiese buscado ayuda, mi niñez y juventud hubieran sido diferentes. Sin embargo, también estoy consciente que gracias a mi depresión soy un ser humano más empático (con los animales y otros individuos). No tengas miedo en buscar ayuda si tienes sintomas de depresión. Puedes escribirnos cuando gustes, pero recuerda que si hablar con nosotros no es suficiente, lo mejor que puedes hacer es buscar ayuda psicológica con algún profesional. Hazlo por ti, el tú del futuro te agradecerá si buscas ayuda lo antes posible.
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